VI Domingo de Pascua A: ¡Fortalezcámonos mutuamente en la Esperanza!

1470

La primera lectura (Hechos 8, 5-8.14-17) presenta la misión evangelizadora de los apostoles fuera de Jerusalén, subraya la misión de Felipe en Samaría donde se le unieron Pedro y Juan. Estos dos invocaron al Espíritu Santo sobre los que se habían adherido a la fe en Jesucristo: “Entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo” (Hechos 8, 17). ¿Y yo cómo estoy anunciando la fe en Cristo hoy?

El salmo responsorial (salmo 65) nos muestra la aventura de los creyentes: su fe, su marcha bajo la presencia de Dios y en fin la alabanza del Pueblo a su Dios: “Toda la tierra se postra ante ti, y canta en honor de tu nombre…Benito sea Dios que, no rechazó mi oración, ni apartó de mí su misericordia” (Salmo 65, 4.20). Nos recuerda este salmo que la fe va fe de la mano con la vida, se transmite por medio de las obras que realizamos cada día de nuestra vida.

La segunda lectura de 1 Pedro 3, 15-18 nos lleva a vivir las dificultades como parte del camino. Así como nuestro Maestro Jesucristo quien murió y resucitó: “Glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor”, es decir, honren a Dios en lo más profundo de su oración, asentándolo todo en Él. Y, a la vez, “Estén siempre dispuestos a defenderse frente a cualquiera que les pida dar razón de la esperanza que tienen”(1Pedro 3, 15). Pedro nos invita a anclar nuestra vida en la Esperanza de Jesucristo para ser testigos de su amor, incluso en los momentos difíciles… ¿De qué modo puedo crecer en la esperanza en estos momentos?

El evangelio (Juan 14, 15-21) nos recentra en lo esencial de nuestra fe: Amar a Jesús, cumplir los mandamientos de Diosy vivir del Espíritu Santo, nuestro Defensor y Consejero… ¡Es una bendición saber que tenemos al Espíritu Santo Vivificador que mantiene en nosotros la fuerza vital del amor de Dios más allá de los altibajos de nuestra vida! Es una gracia poder vivir cada instante siendo consciente de que los mandamientos divinos iluminan nuestra vida y acrecienta nuestro amor.  Es vital poder mantenernos en comunión de vida con el Amor Creador del Padre Dios; es esperanzador estar en sintonía con Cristo en su Entrega(su Sacrificio )Salvadora que sostiene nuestras luchas… En fin, es alentador sentir que el Espíritu Santo nos renueva, nosconsuela y fortalece nuestros intentos de salir adelante a pesar y con las circunstancias que nos toque experimentar.¿Qué lugar ocupa la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu cuando me golpea la vida con sufrimientos?

¡Gracias, mi Dios por tu Amor y por tu presencia siempre presente!

P. Bolivar Paluku, aa.