En camino hacia Navidad, entramos en el tiempo de adviento este domingo 29 de noviembre 2020. Tiempo que nos prepara a la gran fiesta de Navidad, encarnación del Hijo de Dios. Es un tiempo de fuerte espiritualidad. Porque nos alistamos a renovar nuestra Esperanza en el Dios-hecho-hombre, el Emmanuel, Dios-con-nosotros. Es un tiempo oportuno para disponernos a la liberación que Dios ha prometido a los pueblos de este mundo.
Nos compromete con el presente. Es decir, en este tiempo se nos invita a vivir cada instante con gratitud y con esperanza activa. El Mesías que ya vino a salvarnos naciendo en Belén, viene cada día a enjuagar las lágrimas del rostro sufriente de los que lloran su aflicción.
Iniciamos con este primer domingo de Adviento un nuevo ciclo litúrgico. Entramos en el ciclo B del Año litúrgico católico. Las lecturas de este primer Domingo de Adviento-B claman al Señor para que venga a restaurar a su Pueblo. Este pueblo está llamado a vivir vigilante.
El Profeta Isaías 63, 16-17.19b; 64, 2-7 suplica al Señor que venga a salvar a su pueblo: “Tu, Señor eres nuestro Padre, … Vuélvete por amor a tus siervos”.
El salmo (79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19) invoca al Señor, pastor de Israel que vuelva a visitar su viña; a proteger a su pueblo con su mano poderosa.
La segunda lectura de 1Corintios 1, 3-9 recuerda que Dios nos llama a participar de la vida de su Hijo, Jesús porque nos “mantendrá firmes hasta el final mientras aguardamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo… ya que en él hemos sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber” …
El evangelista san Marcos (13, 33-37) nos recuerda que los cristianos debemos vivir siempre despiertos, porque no sabemos cuándo vendrá el Señor. Debemos vivir en actitud de vigilancia y de espera activa: “Miren, vigilen: pues no saben cuándo es el momento… Lo que les digo a Ustedes: velen”. Es una llamada a una revisión y prudencia constantes para recibir con alegría la llegada del Salvador que viene a liberarnos y reafirmarnos…
P. Bolivar Paluku Lukenzano aa.-