BAUTISMO DEL SEÑOR,B

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En esta fiesta del Bautismo del Señor, la Palabra de Dios nos muestra al Salvador, Siervo de Dios como el “preferido de Dios”.

Ya Isaías en su profecía exhortaba: “Esto dice el Señor: Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre El he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las
naciones… Promoverá fielmente el derecho” (cf.Is. 42, 1-4.6-7).
Entendemos bien que con la llegada del Mesías del Señor a nuestro mundo, Dios hace justicia a las naciones y restaura la justicia para los pueblos. Se hace solidarios y cercanos con los que sufren de modo que nadie quede fuera de su plan de liberación preparada para todos los pueblos de este mundo.

Al bautizarse, el mismo Salvador purifica las aguas del Jordan y las transforma en fuente de vida y de regeneración para comunicar la vida divina a quienes son bautizados en su nombre!

De este modo, Jesucristo es el Señor de todos porque el Espiritu Santo lo ha ungido para ser buena noticia de salvación para todos.

Y, todo aquel que proclama que Jesús es el Señor tiene vida en Él.

Juan Bautista lo anuncia, lo muestra ya presente en medio de su pueblo y a la vez lo bautiza solo con agua cuando desde el cielo se oyó una voz: “Tu eres mi Hijo amado, mi preferido” (Mc 1, 11).
Él realizará el bautismo con el fuego del Espíritu Santo para hacer de todos los bautizados “auténticos” hijos de Dios. Bautizados en la Iglesia, somos en, Cristo, hijos en el Hijo. Si hemos renacido por el bautismo tenemos la responsabilidad de amar col Él amó y de ser reflejo del amor de Dios en todos nuestros quehaceres… ¡Dios quiera que vivamos cada día la alegría de ser bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo!

P. Bolivar PALUKU LUKENZANO, a.a