¿A qué nos invita hoy la Palabra de Dios hoy?
De la primera lectura retenemos: “Los pensamientos de ustedes no son los míos. Busquen al Señor mientras se deja encontrar, llámenlo mientras está cerca”… nuestro Dios es generoso en perdonar… “ (Is 55, 6-9).
Del Salmo: “Grande es el Señor y muy digno de alabanza: su grande es insondable”… El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones (Salmo 144, 2-3)…“sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo. Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia” (Flp 1, 20ss).
Del Evangelio: “Muchos de los primeros serán últimos, y muchos de los últimos serán los primeros,… amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?… Quiero dar a este lo mismo que a ti. ¿O no tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?” (Mt 19, 30-20).
El dueño de la viña en persona sale en busca de la persona que quiere que trabaje en su viña. Sale en diferentes momentos. No llama a todos de una vez por todas. Llama a cada uno en un momento dado para una misión determinada. Lo llamativo es que al terminar el día, el Señor a todos para darle su salario. A todos les paga lo mismo, según lo acordado, aunque no todos trabajaron lo mismo.
Dios paga según su bondad y no según los méritos: el dueño de la viña es quien decide lo que regala a cada uno. Lo importante es que cada uno se dedique a hacer bien lo que le corresponde y meterse en cosa de otros. Tanto los que han trabajado mucho para Dios como los que recién conociendo su camino, todos contamos con la misma gran bondad del Padre misericordioso.
Jesús nos enseña que muchos de los que hoy han creído en Él, pueden ser los últimos. Y su reino es para quienes que de verdad se dejan transformar por el amor de Dios que es igual por los demás.
¿Fue justo o injusto el dueño de la viña? Pagó lo acordado. Y pagó con amor a los que no hicieron mucho, pero lo poco que hicieron lo hicieron con amor y con entrega. ¿Soy consciente de que el amor de Dios es igual para todos? ¿Dejo que Dios de a cada uno lo que Dios le quiere dar o me pongo como el justo merecedor de la mejor parte?
Pidamos que Jesús nos enseñe a comprender que los que lo hemos conocido desde hace mucho tiempo, apoyemos y nos alegremos con los que recién comiencen el camino de la fe. Que nos ayude a no separarnos nunca de su amor. Y que juntos, nos unamos y busquemos a vivir según la bondad de Dios. Si Él es tan bueno con nosotros, ¿Cómo no vamos a comprender que a cualquier hora de la vida debemos estar preparados para responder a invitación de Jesús para evangelizar? Que estemos dispuestos a dejar que Cristo viva en nosotros y que gracias a su amor aprendamos a alegrarnos de los logros y beneficios de los demás. ¡Es signo de madurez saber reconocer el bien venga de donde venga y felicitar el logro de quien sea! ¡Sepamos compartir la alegría de todos los que crecen y avanzan! Por un ser humano que crece, crecemos todos…
P. Bolivar Paluku Lukenzano, aa.