Saludo en la fiesta de la Asunción de María

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¡Feliz fiesta de la Asunción!

 

15 de agosto de 2023

Desde Filipinas, donde me encuentro ahora por un problema de visado para trasladarme a Roma, quisiera simplemente desearos un feliz día de la Asunción. Esta fiesta de toda la Iglesia tiene un significado especial para nosotros, los Asuncionistas. Sobre este punto no les digo nada nuevo. Pero es importante recordarlo, porque esta fiesta tiene una doble memoria: histórica y espiritual.

Cuando visité Nîmes por primera vez, me encantó ver estas palabras sobre la puerta de entrada del antiguo “Colegio de Nîmes”: “B. MARIAE V. IN CIELOS ASSUMPTAE“. Estas palabras Estaban grabadas allí mucho antes de que este colegio se convirtiera en la cuna de nuestra familia religiosa. Así interpretó este hecho nuestro fundador, el P. Manuel d’Alzon: “Podría decirse que no fuimos nosotros quienes elegimos a María triunfante en el cielo como nuestra protectora; fue María, desde el cielo, quien parece haber dicho: ‘Esta casa me ha sido dada, y yo, a mi vez, os la doy'”. (E.S 1025).

Sé que, en estos momentos, en algunas Provincias, se está preparando la segunda parte de los capítulos provinciales. ¡Qué magnífica oportunidad para nosotros! El Padre d’Alzon siempre nos ha pedido que veamos a María como Madre y modelo a seguir. ¿Por qué no poner las celebraciones de estos Capítulos Provinciales bajo la protección de nuestra Madre la Virgen María e imitar sus virtudes aplicando las recomendaciones del último Capítulo General?

La llamada a la santidad, la renovación del celo apostólico, la fraternidad que queremos vivir, el carácter misionero de nuestra congregación, la vida y el anuncio de la esperanza del Reino de Dios pueden y deben encontrar su punto de partida en el misterio de la Asunción. Algunas realidades y situaciones pueden convertirse en obstáculos en nuestro camino, pero la fiesta de la Asunción de María reaviva en nosotros la esperanza del triunfo.

El Magnificat en el Evangelio de hoy es un canto de esperanza. Según el Papa Francisco, es el canto del Pueblo de Dios en su caminar por la historia. Es el canto de tantos santos, algunos conocidos, otros -muchos, en realidad- desconocidos, pero que Dios conoce bien: madres, padres, catequistas, misioneros, sacerdotes, monjas, jóvenes, abuelos y abuelas, y todos aquellos que afrontan la lucha por la vida llevando en el corazón la esperanza de los pequeños y de los humildes. Esta es también la idea de su exhortación apostólica Gaudete et Exsultate. Al renovar la llamada a la santidad en el mundo, el Santo Padre habla de “santidad ‘de la puerta de al lado'”.

El Papa Francisco nos pide que nos dejemos animar por estos signos de santidad que el Señor nos ofrece a través de los miembros más humildes de este pueblo que “participan también de la función profética de Cristo”. Durante el Capítulo general me han impresionado particularmente los diversos testimonios de nuestros hermanos y hermanas laicos que están en alianza con nosotros para la venida del Reino de Dios. Algunos de ellos, en condiciones difíciles y con recursos muy limitados, siguen alimentándose de la Esperanza del Evangelio. En este camino que queremos continuar juntos, con espíritu sinodal, seamos humildes y aprendamos unos de otros.

El objeto de este breve mensaje es desearles un feliz día de la Asunción. Es nuestra fiesta. Estoy particularmente unido a los peregrinos de Lourdes que celebran el 150 aniversario de esta peregrinación de la Esperanza. Estoy, pues, en unión con vosotros, laicos y religiosos, y también en unión de oración con nuestras hermanas de la familia de la Asunción. Seguimos, en la fe y en la esperanza, rezando por nuestra congregación, por la familia de la Asunción y por toda la Iglesia. No olvidamos a nuestros hermanos y hermanas que sufren a causa de la enfermedad o de la guerra. Que Dios mismo nos conceda la gracia de ser testigos del cielo aquí en la tierra. ¡Feliz fiesta a todos!

 

 

Ngoa Ya Tshihemba, aa
Superior General