En este domingo, nos alegramos por la Palabra de Dios que nos anima a estar siempre en sintonía con el Padre celestial y con Jesús, su Hijo amado que está siempre con Él. Las lecturas del día nos recuerdan que el seguir a Jesús es disponerse a servir a los demás, es aceptar ser parte del pueblo elegido de Dios, es querer vivir de Dios y para Dios, siempre con otros hermanos y hermanas.
Mientras que la primera lectura (Hechos 6, 1-7 )nos muestra que (también) hubo murmuraciones en el grupo de los seguidores de Jesús, pero las supieron superar, la segunda lectura de la carta de Pedro (1Pe 2, 4-10) subraya que lo esencial del camino de la fe es estar vinculado con Jesús, nuestra piedra angular. El evangelio (Juan 14, 1-12) muestra que no tenemos que inquietarnos, más bien debemos mantener nuestra fe en Dios Padre y en Jesucristo, Nuestro Salvador…
En efecto, cuando los primeros discípulos comenzaron con su misión no les fue nada fácil. Los problemas y las preocupaciones humanas se fueron entremetiendo en el desarrollo de su labor. Sin embargo, la sabiduría de lo alto les fue manifestando qué ruta seguir. Así es que supieron discernir que no era justo descuidar el anuncio de la Palabra y eligieron a siete diáconos dedicados al servicio de la caridad. Lo cual permitió que la Palabra de Dios se propagara a varios rincones de Jerusalén.
San Pedro nos recuerdo que somos de la familia de Jesús porque Dios nos ha elegido para anunciar sus maravillas, nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Y, el mismo Dios ha hecho de nosotros su pueblo elegido. ¡Qué mejor que seamos los elegidos de Dios no por mérito sino porque Dios nos ama!
El evangelista San Juan recalca las palabras de Jesús en su despedida con sus discípulos. Ya, en una oportunidad se ha proclamado como “el camino, la verdad y la vida”(Jn 14, 6), y sigue esta misma línea de estar en comunión con el Padre desde quine sigue fortaleciendo a los que creen en Él. “Quien me ha visto ha visto al Padre”, dice Jesús. Por lo tanto: Crean en mí y crean también en el Padre”, porque quien me conoce, conoce al Padre Dios que me ha enviado…” (Jn 14, 9). No solo dice eso, sino que manifiesta ser la fuente principal de la que se bebe para heredar la vida divina. Sólo por Él se puede alcanzar la vida de la salvación que Dios ha destinado a los suyos. Por Jesús, el Padre Dios se nos hace cercano. Pero para poderlo alcanzar hay que dejarse cautivar por el mismísimo Salvador del mundo. Creer en Jesús es creer en su Padre y serle fiel en el trato a los demás. Es ser su discípulo en cada momento de la vida de cada día.
Que en el nombre de Jesucristo y en su Espíritu, crezcamos en la fe y colaboremos para que nuestras acciones se orienten con corresponsabilidad en el camino de la salvación que Dios dispone con amor a todos los que se dejan seducir por su amor.
Teniendo a Dios , no nos inquietemos ni piérdanos la paz ya que Él nos asegura para vivir sin miedo. Jesús, el Camino, la verdad y la vida sostenga nuestra luchas en estos tiempos de incertidumbre. Que su Santo Espíritu nos ilumine para que, caminando con Esperanza, nos apoyemos mutuamente con generosidad sin dejar a nadie de lado.
P. Bolivar Paluku Lukenzano, aa.